SERVICIO AL ALTAR

martes, 22 de junio de 2010

Los primeros pasos

Alcorcón, 11 de marzo de 2001



Excmo. y Rvmo. Sr. D. Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, Obispo de Getafe.
C/ Almendro, 4
28901 Getafe (Madrid)


Muy Señor mío.

Como continuación a mi carta de fecha 27 de enero del pasado año, en la que exponía mi inquietud y voluntad por dirimir mi vocación al orden del diaconado, y siguiendo los pasos e instrucciones recibidas tanto por Vd. como por parte de mi formador, es mi deseo y así lo expreso por esta solicitud el recibir los Ministerios Laicales de acólito y lector, los cuales espero que me ayuden a profundizar en mi seguimiento a Cristo y que a través de los mismos pueda servir a mi Iglesia en los servicios que con los mismos voy a adquirir.

Quiero aprovechar estas palabras para agradecerle nuevamente el apoyo recibido y comentarle que durante este largo año transcurrido, mi vocación se ha ido arraigando y mi convencimiento de que Dios me ha llamado, ha madurado.

Con los estudios de teología, voy poco a poco, fortaleciendo mi fe y nace en mí, un ansia por transmitir a mis hermanos todo aquello que voy descubriendo. Todo esto unido, provoca en mí unos deseos de encuentro personal con Dios que gracias a el, voy aquilatando mi vida como cristiano, y fortaleciendo mi vocación de entrega consagrada al Padre y a su Iglesia.

Este recibir del Padre, también produce la inquietud de la entrega y del compromiso y confío poder ser un buen testigo de su amor. Estoy deseando dar ese primer y gran paso de la ordenación, y digo primer, porque será entonces cuando gracias al sacramento del orden, sea intermediario del amor de Cristo en este mundo, desde siempre he aceptado su amor y ahora espero que sea capaz de darlo todo a él. Así al menos se lo pido.

No es fácil tarea, teniendo en cuenta de que en nuestra sociedad cada cual va mirando por sí mismo y buscando ser más que los demás. Esta sociedad nos hace así. En ese mundo me muevo y pido a Dios que me haga su instrumento, que sea capaz de acercarles a Cristo, su salvación.

Hecho de menos los encuentros con Vd., pero entiendo que tiene poco tiempo, pero quiero que sepa que los que hemos mantenido me han sido de gran ayuda.

Por último le transmito los saludos de mi esposa, y me despido de Vd. pidiéndole nuevamente su bendición.



Fdo. José Carlos Julián Casado